Pollença Mallorca

Las estribaciones más septentrionales de la Sierra de Tramuntana sirven de telón de fondo a la localidad mallorquina de Pollença. Conocida por su animado puerto y su bahía de aguas transparentes, posee un casco urbano de fuerte sabor medieval a escasos kilómetros del mar Mediterráneo. Es, a la sombra de los montes Puig de Pollença y Calvari, donde el visitante encontrar una población que ha sabido mantener intacta toda su personalidad, a pesar de encontrarse a un paso de la animación playera.

Pollença, la Pollentia romana, se enmarca entre perfiles montañosos y bosques de pinos. De origen prehistórico, su historia más reciente se desarrolla bajo el gobierno de romanos, visigodos y musulmanes, hasta que en el siglo XIII Jaume I la incorpora a los reinos cristianos. Los siglos siguientes vieron como las poblaciones costeras de la isla se pertrechaban de murallas y torreones para repeler el ataque de piratas y corsarios. Hoy en día, Pollença es un tranquilo pueblo de casero techado con tejas árabes y trazado irregular. Extendido a los pies de las colinas cercanas, multitud de calles zigzaguean ladera arriba, puntos que ofrecen interesantes panorámicas de todo el conjunto.

Sus calles empedradas conducen a los monumentos más emblemáticos, entre los que se encuentran la iglesia de Nostra Senyora del Roser y la parroquia de Nostra Senyora dels Ángels. En la primera de estas construcciones religiosas se conservan una talla gótica de la Virgen, un retablo barroco del siglo XVII, y un órgano del siglo XVIII. Por su parte, la parroquia fue fundada por los templarios en el siglo XIV sobre un antiguo templo greco-romano, aunque más tarde pasó a depender de la orden de los hospitalarios de San Juan de Malta. Elementos defensivos de la construcción anterior se pueden observar en el campanario actual.

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